lunes, 28 de enero de 2013

Valdemorillo forever

Llamamos clásico a todo aquello que resiste el inclemente veredicto que el paso del tiempo dicta. Por eso decimos que El Quijote es un clásico -se sigue leyendo cuatro siglos después de ver la luz- y, sin embargo, nadie se acuerda de novelillas de tres al cuarto que fueron un best-seller en su día, apenas dos décadas después de su publicación.

La Clásica de Valdemorillo bien se merece el nombre de "clásica" porque ya ha superado la prueba que suponen veintidós ediciones consecutivas que son parte de la historia del MTB en nuestro país. Pero es que, además, la marcha de Valdemorillo es clásica por muchos otros motivos. Es clásica porque es la primera marcha importante del año; es clásica porque es capaz de congregar a casi dos mil bikers a pesar de que la época del año no es la mejor para andar pedaleando por esos montes de Dios; es clásica porque tiene el apoyo incondicional de ese maravilloso pueblo de la sierra madrileña que es Valdemorillo; es clásica porque el entorno es incomparable; es clásica porque está abierta a todos...



Y de esto último quería también hablar, ya que este año, además de participar en la prueba de 55 kilómetros del domingo, participé también con dos de mis hijos en la marcha familiar del sábado. La verdad es que no pensaba ir, pero me animó Pablo -uno de los founding bikers de MNBC-, quien acudió con dos hijos y un sobrino. A dos de mis hijos les gustó la idea y allá que nos fuimos. El problema de mis hijos es que están en plena adolescencia (esa etapa de la vida en la que los padres de uno se vuelven insoportables), y la cosa, que estaba pensada para chavales más pequeños, les acabó rayando mazo (o "rallando": ya no sé si lo suyo es "rallar" o "rayar"); menos más que al final les dieron un botellín de bebida isotónica que amortiguó un poco el cabreo. Pero bueno, a lo que iba: el paseo fue una delicia, el tiempo, casi primaveral y las vistas espectaculares (la nieve en la sierra, San Lorenzo de El Escorial, Madrid con sus cuatro torres al fondo...). Ah, y que no se me olvide: ¡enhorabuena a la organización! Me parece una iniciativa estupenda para ir metiendo el gusanillo del MTB a las nuevas generaciones.
 
El domingo no requiere demasiados comentarios. Fue un perfecto día de MTB. El tiempo se portó, el recorrido no, por conocido, dejó de parecerme espectacular, ambiente biker inmejorable, entre MNBC y Biketown nos juntamos casi una veintena... ¿Qué más se le puede pedir a una mañana de domingo?

Y es que la clásica de Valdemorillo es mucha clásica.

El track de la marcha de 55 kilómetros es, como siempre, gentileza de Eduardo:







No hay comentarios:

Publicar un comentario