lunes, 30 de enero de 2012

Clásica de Valdemorillo. ¡Ahí estuvimos!

Julio y yo antes de entrar en acción

Como en otras pruebas de la Comunidad de Madrid a las que he ido, el ritual –el mío personal– exige ir a recoger el dorsal el día anterior, ver lo que tardo en llegar con el coche, hacer un reconocimiento de la zona, posibles lugares de aparcamiento y la ilusión de descubrir qué merchandising y gollerías –¡hasta fuet, había esta vez!– nos tiene preparados la organización. Así que allá nos fuimos Julio y yo con algunos de los críos y aprovechamos para pasear un poco por Valdemorillo (bonito pueblo: lo recomiendo). Vuelta a casa. Como los toreros, en capilla. Preparar todo, cargar la bici en el coche… ¡Concentración! La jefa: “Cariño, estás peor que los críos”. Cena con abundantes hidratos de carbono y a la cama pronto. Dos despertadores, por si acaso.

Son las ocho y media de la mañana y mi fiel compañero de fatigas bikers, Julio, y yo ya vamos camino de Valdemorillo, pasando por Biketown, donde nos unimos a Javier, Jose, Raúl, Ángel y alguno más... Parada a echar gasolina y carretera. Yo voy con Julio en el coche y vamos "comentando la jugada". Da gusto, porque Julio desborda entusiasmo por el MTB. Además, es su primera prueba y me transmite ese sano nerviosismo previo a la prueba que forma parte del encanto de este deporte.

La alcaldesa de Valdemorillo corta la cinta. El comentarista dice por el micro que lleva veintiún ediciones cortando la cinta o eso entendí yo– y pienso: “¡Hay que ver lo que duran las alcaldesas en estos pueblos de la sierra”. ¡Salimos! Se oye el “clac, clac” de las zapatillas encajándose en los pedales. Tremendo atasco de cientos de bikers: es como una visual metáfora del buen rollo que se da entre los que practicamos este deporte. Al cabo de un cuarto de hora, la carrera empieza a fluir con normalidad. Se va pasando el frío que se alojó en el cuerpo durante la espera en la salida. Yo no conocía la zona y empiezo a disfrutar con el magnífico paisaje, realzado por el sol radiante que nos ha tocado. Voy cogiendo un buen ritmo, pero sin ardor excesivo; no conozco el terreno y nunca se sabe; como siempre, mi objetivo es terminar; a mi edad –cuarentón más cerca ya de los cincuenta que de los cuarenta– ya no tengo nada que demostrar y he venido a Valdemorillo a disfrutar de mi deporte favorito. Julio se ha quedado atrás; por tratarse de su debut, ha decidido ser prudente, ir tranquilo y hacer el recorrido corto porque Raúl lo acongojó un poco hablándole  de lo durísimas que eran las rampas finales del recorrido largo.

¡Comienza la acción!
Primer avituallamiento. Voy bien. Bebo un poco y me centro en el plátano: hace un par de años en Festibike, los calambres me jugaron una mala pasada en los cinco kilómetros finales. Sigo. A partir de aquí hay algunos tramos en los que voy solo, aunque enseguida rebaso o me rebasan. Mil quinientos bikers son muchos bikers y no suele darse el pedaleo en solitario. A ratos me encuentro compañeros de prueba cambiando la cámara de su rueda pinchada. Rara vez solos y, en ese caso, un “¿Todo bien?” al que responde un agradecido “¡Todo bien!” que confirma que el percance está bajo control. En un par de pasos, fotógrafos en posiciones inverosímiles se afanan por conseguir “la foto”: este deporte es muy agradecido en el aspecto fotográfico. “Si salen chulas, las pondré en el blog” pienso. Sigo dándole. Bajadas un tanto trialeras ponen a prueba mi pericia sobre bici rígida; soy más rodador y subidor que trialero y creo que este tipo de bicicleta me va mejor que la de doble suspensión, aunque en estos tramos tengo que ir con más cuidado. Otros con más pericia y más suspensión pasan como balas. Yo tranquilo.

Julio en acción
Segundo avituallamiento. Más plátano, no vayamos a fastidiarla con los calambres. El recorrido largo sigue de frente. A partir de aquí, como suele decirse, la carrera acabará de poner a cada uno en su sitio –a mí también, claro–. Después de la bajada, la cuesta se pone realmente dura. Plato pequeño y paciencia. La lucha aquí es fundamentalmente contra uno mismo. Un desfase entre mi cuentakilómetros y los puntos kilométricos de los avituallamientos hace que no tenga claro cuánto me queda. Calculo por alto: mi lema es “mejor que zozobre que no que zofalte”, y en estas rampas hay que dosificar porque no tengo claro lo que duran. Un falso llano me da un respiro. Delante de mí se cae un biker que estaba casi parado; se habrá despistado. “¿Estás bien?”. “Estoy de p… madre; solo un poco cansado…”, me contesta. “¿Seguro que no te has hecho nada?”. “No, estoy bien”. “Vale, no queda nada”. “¡Muchas gracias, amigo!”.

Yo en acción
Debemos de estar acercándonos porque se ve alguna familia con niños haciendo senderismo. Una niña en el borde del camino extiende el brazo para que le choquemos la mano los bikers que pasamos. Se la choco: su sonrisa y grito de ánimo es como un empujón final. Un estruendo tremendo rompe la paz del campo –esa paz que tanto nos gusta a los aficionados al mountain bike– que habíamos disfrutado durante casi todo el recorrido: un circuito de trial con decenas de motos saltando por los terraplenes. Miro el cuentakilómetros. Según mis cálculos deben de quedar unos cuatro kilómetros. El camino empieza a bajar y veo una torre de iglesia que me resulta familiar: ¡Valdemorillo! Ya estamos. Por primera vez me alegro de mis errores de cálculo. Veo la llegada. Curva a la derecha: ¡conseguido!
En la meta no está Julio ni nuestros amigos de Biketown. Voy al sitio donde habíamos aparcado el coche. Ahí están todos. La mayoría han hecho el recorrido corto. Javier, para variar, ha llegado en el grupo de los cuatro primeros (¡se ve que no ha entrenado mucho!). Apretones de manos, sonrisas, cada uno comenta su carrera.

Vuelta a Madrid. Las endorfinas que hemos ido segregando durante la carrera nos han dejado una placentera sensación de relajación en el cuerpo. ¡Cuánto hemos disfrutado! Bici, naturaleza y la compañía de un montón de buena gente. ¿Qué más se le puede pedir a una mañana de domingo?

sábado, 28 de enero de 2012

Brevísima crónica de la salida familiar de Bike & Títeres

Cielo azul, día radiante, mucha bike y... ¡¡nada de títeres!! Cuando llegamos, ya se habían acabado las entradas. Parece ser que la compañía Okarino Trapisonda tiene seguidores tan incondicionales que -por lo que nos contaban- ha habido quienes se han pasado la noche en un saco de dormir, soportando temperaturas bajo cero a la puerta del centro cívico del Santuario de Valverde, con tal de no perderse la representación de Pinocho corazón de madera. En fin, el entusiasmo de la organización de Mountain Nogal Bikers Club no da para tanto. ¡Otra vez será!


Grupeto inicial al que luego se incorporarían Paco y María

Sí hay que decir que en el grupo ciclista hubo quienes no llevaron nada bien el no poder ver a sus títeres favoritos. Ved, si no, la cara que se le puso a Dani cuando nos dijeron que no quedaban entradas:

Daniel no disimula la contrariedad que le produjo quedarse sin marionetas. "¡Después del madrugón que me he pegado!", fueron sus palabras. A Paco no pareció importarle demasiado el quedarse sin títeres. 
 Para que a Daniel se le pasara el enfado, organizamos una pequeña competición (amañada para que ganara Dani), y eso parece que mejoró un poco las cosas.

Daniel, un poco más contento, después de imponerse a la chiquillería en la competición ciclista.
Ya hemos quedado en que para la próxima actividad de Bike & Títeres, Daniel pasará la noche acampado a la puerta del centro cívico para conseguir entradas.

¡¡Dani, contamos contigo!!

domingo, 22 de enero de 2012

Salida familiar de Bici + Títeres

Aprovecharemos que, el próximo sábado 28 de enero, a las 12:00 h, en el centro cívico del Santuario de Valverde, la compañía de títeres Okarino Trapisonda va a representar la obra Pinocho corazón de madera, para organizar una salida que combine deporte, convivencia familiar y teatro. ¡¡Os esperamos!!

domingo, 8 de enero de 2012

¡Pablo ha vuelto!: el retorno de un mito del cicloturismo MTB



Después de una temporada (que a todos se nos ha hecho muy larga) en el "dique seco", Pablo ha vuelto a pedalear con MNBC en la que ha sido la primera salida del club biker en 2012. Circunstancias diversas (viajes, enfermedad, trabajo...) han impedido a Pablo subirse a su bici durante largas semanas. Pero hoy, ¡por fin!, Pablo ha podido volver a escuchar el "click" (o "clack") de sus zapatillas enganchándose en los pedales, y ha podido sentir cómo la sangre biker volvía a correr por sus venas cuando su bicicleta discurría veloz por los senderos y trochas de El Pardo que hoy habían amanecido blancos, cubiertos de una escarcha que el agradecido sol de un, por ahora, benigno invierno madrileño empezaba a derretir. El recorrido, como siempre, gozoso: impoluto cielo azul, una luz incomparable y un frío seco que (salvo en la cara y en los dedos de pies y manos) apenas se notaba al cabo de diez minutos de pedaleo. Para empezar el año, un recorrido clásico: 30 kilómetros que nos llevaron (sin apenas tocar carretera) a la presa del embalse de Mingorrubio y vuelta.

Para el que no lo sepa, Pablo es un biker curtido en mil batallas por tierras cordobesas, donde su nombre llegó a ser un sinónimo de MTB cicloturista del más alto nivel. De vuelta a Madrid, su ciudad natal, Pablo ha sido una pieza clave en la gestación y puesta en marcha de MNBC. Desde estas líneas queremos celebrar su vuelta y animarle para que, en pocas salidas, vuelva a estar al cien por cien. Concluida la salida, dijo en declaraciones a los medios: "Siempre se nota cuando lo dejas, aunque sea por poco tiempo, pero las sensaciones han sido inmejorables".

Welcome back, amigo biker!!

sábado, 7 de enero de 2012

Clásica de Valdemorillo

El miércoles pasado me acerqué a Biketown para decirle a Raúl qué chaquetilla quería que les diera a los Reyes Magos cuando se pasaran por la tienda a recoger mi regalo de este año. Me contó Raúl que varios bikers de la tienda van a ir a correr la clásica de Valdemorillo y me animó a que nos animáramos (valga la redundancia) los de MNBC; por lo visto a Julio ya ha estado picándolo, con lo que a lo mejor nos apuntamos algunos... Para ir abriendo boca, aquí dejo el cartel y un link a la web donde está toda la información de esta marcha popular, la más antigua de la Comunidad de Madrid (21ª edición). Ahí va el link: Clásica de Valdemorillo. Y ahí va el cartel:





viernes, 6 de enero de 2012

Primera quedada dominguera de 2012

Después del paréntesis navideño, Mountain Nogal Bikers Club retoma con renovados ímpetus (y algunos complementos biker que nos han traído los Reyes Magos) las quedadas domingueras. El próximo domingo día 8 de enero, a las 9:00 h, volvemos a pedalear por los montes de El Pardo. ¡¡Contamos contigo!! Just do it!!

lunes, 2 de enero de 2012

Breve crónica de la San Silvestre biker 2011

Finalmente, un grupo de tres bikers residentes en Montenogal (Julio, Hector y Gabriel) se animaron a pasar las últimas horas de luz de 2011 pedaleando por los montes de El Pardo, y a contemplar desde sus cabalgaduras la última puesta de sol del año. La temperatura, inmejorable para esta época del año; el cielo, despejado; la luz, perfecta. Hubo incluso unos ciervos de El Pardo que se acercaron a la valla para ver pasar a los bikers de MNBC en su última salida del año. El recorrido no defraudó (¡El Pardo nunca defrauda!): senderos de ensueño que discurren entre encinas, bajadas y subidas rompepiernas, y el magnífico camino que marcha paralelo al río Manzanares, entre el pueblo de El Pardo y la presa de Mingorrubio... Un popurrí de las salidas que hemos ido haciendo domingo tras domingo en 2011 y un adelanto de lo que será 2012 para todo el que quiera apuntarse.