UNA FILOSOFÍA DE VIDA
Cuando le dije a mi mujer que iba a escribir una entrada para el blog titulada "El Mountain Bike, una filosofía de vida", esta fue la respuesta que obtuve: "Cariño, estás como una chota". Yo respondí que el objetivo principal de la entrada era, precisamente, hacerle entender a ella -y a quien quiera leer la entrada- que tener una "visión biker" de la vida ayuda a navegar en medio de las procelosas aguas de "este mundo traidor", como diría Campoamor.
Independientemente de las convicciones más o menos profundas que uno pueda tener sobre las principales cuestiones existenciales -de dónde venimos, a dónde vamos- que a todos se nos plantean, hay modos más o menos originales y divertidos de enfrentarnos a los sinsabores que el día a día nos depara. El hombre, ser social por naturaleza, tiene, también por naturaleza, una tendencia a la teatralidad, a adoptar modos y maneras de hacer y actuar que oculten en cierto modo el verdadero yo de cada uno. El resultado de estas dos tendencias -sociabilidad y teatralidad- es que, de manera natural, el ser humano tiende a integrarse en grupos con los que se siente identificado. Y así, unos se hacen rockabillies, otros moteros, otros atléticos (del Atlético de Madrid, se entiende) y otros somos bikers. La conciencia de pertenencia a un grupo, el espíritu gregario, le da a uno seguridad y -siempre y cuando no se saquen las cosas de quicio- aporta un bagaje de buen humor que ayuda a restar importancia a las cosas. Voy a poner un ejemplo. Un hincha de un equipo de fútbol (da igual cuál: a mí no me gusta el fútbol) se relacionará con los demás en el ámbito profesional o social según parámetros de pertenencia o no pertenencia a ese equipo, pertenencia al eterno rival, etc. En el caso de pertenencia al mismo equipo se crearán unos lazos de unión especiales y, en el peor de los casos -repito, hablo de gente equilibrada que no saca las cosas de quicio-, la pertenencia a equipos rivales servirá para echar unas risas.

¿Y qué tiene el MTB que fascina a tanta gente? Básicamente dos cosas: es una actividad física exigente y se desarrolla en plena naturaleza. A los que desde pequeñitos nos ha apasionado el monte, el MTB nos proporciona ese contacto con la naturaleza que da el montañismo con el plus de diversión que da la bicicleta que, por otro lado, permite cubrir en menos tiempo distancias mucho mayores. El biker -el verdadero biker, porque en el MTB, como en todas partes, también hay freakies- es amante de la naturaleza y amante del ejercicio físico con un cierto grado de exigencia; lo bueno que tiene el MTB es que uno puede exigirse mucho o poco, en función de la edad, forma física, etc. Y tres cuartos de lo mismo sucede con el aspecto técnico de este deporte "de riesgo": uno puede arriesgar todo lo mucho o poco que quiera; los hay muy "trialeros" y los hay más "rodadores". El MTB está al alcance de cualquier fortuna, tanto en lo físico como en lo técnico. Además, en ambos aspectos, el biker mejora a base de kilómetros: no hay otro secreto.
