Hoy, después de mes y medio de confinamiento he vuelto a coger la bicicleta. Hoy, después de mes y medio, he vuelto a mi Monte de El Pardo. Mes y medio sin rodillo, sin bici estática y con escaso ejercicio se notan, y mucho. La rutita que normalmente hago en hora y cuarto me ha llevado más de hora y media, pero me ha sabido a gloria bendita. He disfrutado cada pedalada, cada recodo del camino, las flores, las jaras, los olores, los colores..., los conejos que se han vuelto a cruzar por mis senderos de siempre, poco transitados también hoy. He disfrutado con la intensidad nueva de quien recibe lo que le es dado como un don. Y he pensado en todos los años que lo he dado por hecho, que estaba ahí y que podía disfrutarlo cuando quisiera, como una especie de derecho. Hoy lo he visto como un regalo de un Padre bueno. ¡Gracias!
No tengo más que decir. Ya sé que me ha quedado una entrada un tanto trascendente, pero es que he vuelto emocionado de mi primera salida en mes y medio y me he venido arriba.
Ojalá más pronto que tarde podamos seguir hablando en este blog de nuestras rutas todos juntos y de nuestras cuchipandas.
Cuidaos todos mucho.
