Hoy hace justamente una semana de nuestra participación en la que es quizá una de las pruebas más duras y más bellas de las que se celebran a lo largo del año en la Comunidad de Madrid y alrededores: la Riaza B-Pro Bike Maratón. Ocho bikers de MNBC participamos en la marcha, con distinta suerte.


Lo cierto es que, si exceptuamos el papelón hecho por Iñigo y Pablo (este último a pesar de dos pinchazos) y la caída de Alfonso (que le obligó a volverse por el recorrido de 40 km), lo del resto puede describirse como una gestión más o menos exitosa de los personales calambres.
Prueba dura + poco entrenamiento (después de Segovia no conseguimos salir mucho)= calambres asegurados. Los que conozcan la marcha de Riaza saben que después de sesenta y tantos kilómetros hay una "Costa da Morte" que asciende por un bosque y transforma la prueba en una especie de procesión de flagelantes: pie a tierra, bicicleta a un lado y gritos lastimeros cada vez que un calambre te pone los muslos como si fueran hormigón armado.
Solo añadir que, aparte de la de Alfonso, hubo que gestionar alguna otra caída. Pero esa es otra historia.
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