No es una bicicleta, cariño, es una Niner

Cuentan de un biker que, cuando su mujer le recriminó que se hubiera gastado el pastizal que se había gastado en una p... bicicleta, este le contestó sin alterarse: "No es una bicicleta, cariño, es una Niner". De haber sido suya la frase, la ocurrencia habría sido digna de encomio , pero lo cierto es que nuestro biker debía de ser, además de aficionado al MTB, aficionado al cine, porque no estaba sino remedando a Bruce Willis en Pulp Fiction, cuando este pronunció la famosa frase: "No es una motocicleta, cariño, es una Chopper". Excuso reproducir aquí la sarta de improperios que le dedicó la mujer de nuestro biker a la Niner (léase "nainer"), en muchos de los cuales se incluía el epíteto "p..." precediendo a la mentada "nainer".

No voy a hablar aquí ni de Pulp Fiction, ni de Bruce Willis, ni de la oportunidad de responder como el actor americano en un momento de máxima tensión o de negociación del bono-bici. Pero sí quiero hacer una apología de las buenas bicicletas, llámense Niner, Trek, Scott, Cannondale..., o como se llamen.

Vaya por delante que el que suscribe llega a fin de mes -cuando llega- con muchísimo esfuerzo, y que, no obstante, tiene entre sus objetivos mejorar en el medio plazo -o largo...- su cabalgadura (ya veremos cómo). Es decir, que soy de los primeros a los que les cuesta entender grandes desembolsos en material MTB cuando se trata de oso-bikers que, incluso en temporada alta, tienen sus carísimas bicicletas criando polvo en un trastero y no las sacan más de dos o tres veces al mes para hacer no más de 30 km. Dicho lo cual, cuando el MTB forma parte importante de la vida de uno, cuando una semana sin montar en bicicleta solo produce desazón, cuando, en definitiva, al biker se le puede aplicar lo que recientemente se publicaba en este blog (ver Identidad biker), entonces un desembolso importante -dentro de un orden, claro, que tampoco somos profesionales- está, en mi opinión, más que justificado.

He dicho.