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Hoy, más de cuatro meses y medio después de nuestro último rutón organizado, hemos repetido el rutón. El mismo: desescalada Cercedilla-Madrid. Hoy, después de cuatro meses y medio, hemos vuelto a disfrutar del buen rollo de amistad biker que nos une en MNBC. Y hemos disfrutado con intensidad cada momento de esa especie de liturgia que vertebra nuestras rutas: el madrugón, el encuentro, el tren, el cafetito en la estación de Cercedilla (ahora con sus mamparas, mascarillas y geles), las paradas, las fotos y esa cervecita final en La Gloria que nos ha transportado al cielo.
He vuelto a revivir las mismas sensaciones de las que hablé en la anterior entrada, he vuelto a sentir que lo que damos por hecho es el regalo de un Padre bueno. También he sentido que la bici y el contacto con la naturaleza son una cosa extraordinaria, pero que la relación humana que genera el MTB es mucho más extraordinaria: en compañía, mucho mejor. Y eso, quizás, también lo estábamos dando por hecho.
Seguiremos desescalando con prudencia, pero esta ruta promete ser la primera de una larga serie.
¡Contamos con todos!
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