Cuando en marzo marcea...

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Cuando llueve tanto (tanto como está lloviendo estos días en Madrid, que, para lo que llueve normalmente en Madrid, es mucho), a los bikers nos invaden sentimientos encontrados. Por un lado, estamos un poco contrariados (y tristes..., bueno, solo un poco), ya que, muchos días, de bici nada de nada (tampoco se trata de morir en el intento, ni de acabar de barro hasta las orejas, calado hasta los huesos y tiritando como un pollo [bueno, no sé si los pollos tiritan, pero da igual], que ya vamos haciéndonos mayores); pero, por otro lado, nos frotamos las manos por la primavera de MTB que nos espera. Así, cuando, desde nuestros cuarteles de invierno, vemos la lluvia caer por la ventana (como la veo yo mientras escribo estas líneas), recordamos aquellos versos del poeta de Castilla: "Mi corazón espera/ también, hacia la luz y hacia la vida,/ otro milagro de la primavera" (o quizá no..., quizá algunos no se acuerden del poeta de Castilla, pero bueno, da igual..., vale una canción de Melendi).  

Y es que, parafraseando el dicho popular, cuando en marzo marcea..., ¡en mayo mayea! 

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