Los dos primeros clasificados, en el Mirador de las Canchas |
La primera edición de la Ventorrillo Challenge, celebrada ayer, superó todas las expectativas. La prueba combinó, a partes iguales, belleza y dureza. A la primera contribuyó un sol espléndido (aunque, como cantaban en su día los de Nuestro Pequeño Mundo, tiene que llover a cántaros, porque está todo muy seco) y los increíbles paisajes por los que discurre la ruta. La segunda, la dureza, hizo que la mitad de los participantes optaran por una retirada a tiempo y, al llegar al pueblo de Navacerrada, decidieran coger la carretera y dejarse caer hasta Cercedilla: 60 km de puro MTB que también tienen mucho mérito.
Al llegar a la Barranca, como digo, el pelotón se quedó reducido a la mitad y el puerto de subida al Mirador de las Canchas acabó de poner a cada uno en su sitio. Los dos primeros clasificados tuvieron la chulería de hacerse una foto en el citado mirador, antes de emprender un vertiginoso descenso a tumba abierta y disputarse la etapa al esprint. Como suele suceder, se impuso la veteranía.
El "tercer tiempo" de la ruta se desarrolló en una atestada terraza de la calle Mayor de Cercedilla: cerveza y huevos rotos, rodeados de un ambiente festivo propiciado por estos días desacostumbradamente apacibles para la época del año.
Matrícula de honor pues para la I Ventorrillo Challenge, una ruta llamada a consolidarse como una de las referencias obligadas del MTB aficionado de nuestro país.
¡Os esperamos en la próxima!
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